Gracias al Señor el equipo se encuentra bien de salud, superados ya algunos leves problemas estomacales que entran dentro de la normalidad debido al cambio de agua, clima, alimentación…
Por lo demás, los participantes en este viaje están intentando día a día “digerir” todo aquello que están viendo y toda la información que están recibiendo.
Los campamentos se están desarrollando con mucha alegría y normalidad y con la asistencia prevista. Al igual que el año pasado el Señor está bendiciendo grandemente este tiempo en la vida tanto de los pequeños marfileños como del equipo de directores y monitores.Pero el equipo día a día se está enfrentando a la cruda realidad de la región que no es otra que la gran cantidad de viudas y huérfanos que encuentran en cada rincón, en cada pueblo, en cada ciudad…; una muestra de ello es Julienne, perdió a su marido en la guerra a manos de un mercenario llegado de Liberia para combatir de tan solo 15 años de edad, Julienne tiene ocho hijos y viven los nueve en una “casa” de 4 x 4 metros, puede parecernos imposible, pero es el único lugar donde pueden estar, sin contar las grandes dificultades que tiene Julienne para dar de comer a sus hijos.
Poco a poco el pánico del conflicto va dejando paso a la libertad y prueba de ello es que la gente empieza a hablar sin temor de las atrocidades vividas durante la guerra. Los miembros del equipo han sido oyentes de excepción de historias que narran la manera en que los rebeldes apilaban los cadáveres cada noche en los cruces de la carretera junto con neumáticos y les prendían fuego. Escuchaban también boquiabiertos la total impunidad con la que actuaban los rebeldes entrando en las casa y robando hasta las bombillas, ejecutando a todos aquellos que se oponían.
Otra historia es la de la iglesia de Quartier 13 de Man-sur, una iglesia de más de 500 miembros en su mayoría funcionarios de Man. Su pastor fue ejecutado en un control rutinario. Uno de sus miembros comenta que en la actualidad son algo menos de 100 en la iglesia, muchos huyeron a las montañas, otros se refugiaron en Abidjan, la capital. Eveline de 16 años, hija del pastor asesinado, se siente aterrada cada vez que ve un uniforme militar o escucha cualquier tipo de estruendo.
Sabemos que estas heridas son difíciles de curar, pero en el corazón amoroso de nuestro Señor si hay esperanza de sanidad. Dios mantuvo durante el conflicto un pequeño grupo que hasta día de hoy se ha mantenido fiel y fruto de ello es que en la actualidad los niños y adolescentes de la región pueden alabar a Dios en libertad.
Médicos sin fronteras se ocupó de la gestión del hospital de Man durante cinco años prestando atención gratuita a todos los heridos y enfermos, ahora la gestión poco a poco está volviendo a manos de la administración estatal y ya no es gratuita. Hay promesas de subvenciones por parte del gobierno, pero hasta hoy solo son eso… “promesas”
Aunque el presidente del país visitó la región hace dos meses, hasta que las elecciones tengan lugar (la última fecha propuesta es noviembre de este año), todo asunto legal tiene que pasar por las manos de los rebeldes, aunque existe ya la figura de un prefecto o delegado del gobierno en la región. El ejercito de la ONU que controla la zona, se ha comprometido a permanecer en la región hasta 6 meses después de las elecciones.
El equipo se está moviendo en estos días para conseguir los permisos para visitar una de las cárceles de la región, cárceles donde hay un buen número de niños soldados, niños que combatieron del lado gubernamental. Siguen también orando y visitando diferentes lugares que pueden albergar el futuro centro de ayuda a la infancia desprotegida en la región.
Finalmente, deciros que Maurice se encuentra mejor de salud de la embolia que sufrió hace apenas 10 días, aunque sigue convaleciente y descansando en su casa. Transmitiros su agradecimiento por vuestras oraciones en su favor.
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