Quién puede olvidar lo que el corazón ha visto... que aún cerrando los ojos lo palpas. La sonrisa de los niños ahogan tanto sufrimiento, tanta esperanza desparramada cuando Africa pierde su vigor, el vigor de su infancia robada por el egoismo de un mundo loco.
Sólo una oración: "misericordia para esa tierra". Que los niños sonrían y callen las armas.
9 de septiembre de 2008 15:10
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