El cansancio del día anterior no hace mella en nuestras fuerzas y aún menos en nuestros corazones. Afrontamos un nuevo día, ya el 11 denuestro viaje, como si fuera el primero, esperando que África nos sorprenda de nuevo. Nuestro destino hoy: Zouan-Hounien, ciudad situada al norte del país, a tan sólo 13 kilómetros de Liberia y, actualmente, controlada por el gobierno.
El tiempo pasa dentro de la furgoneta que nos lleva a Zouan-Hounien. Nuestros ojos ya se han acostumbrado a la tierra roja del camino en contraste con el verde intenso de la selva, a las gentes que caminan entre el verde y el rojo en no sé qué dirección y hacia no sé qué lugar, a los controles. A lo que no se terminan de acostumbrar nuestros cuellos y espaldas es al sorteo de los interminables baches de la improvisada “carretera”; o quizá sí…
Zouan-Hounien nos espera con los brazos abiertos. Y por dentro, mezcla de sensaciones. De nuevo lo que viene siendo la tónica del viaje: el contraste. Por un lado agradecimiento absoluto por el espectacular reci
bimiento; por otro, rubor ante el protagonismo exagerado que, sin saber muy bien por qué, nos conceden.
El 31 de octubre están previstas las elecciones en Costa de Marfil. Las puertas de la residencia del candidato de una de las principales fuerzas políticas del país están abiertas para nosotros. Una vez más, hay sitio en casa. Las presentaciones van seguidas de una entrevista que Esteban y yo (Paula) realizamos al candidato, aprovechando la visita. De nuevo la paciencia y el buen humor del equipo compensaron nuestra sensación de estar “interrumpiendo” el programa. ¡Gracias chic@s, por aguantar a estos dos intrépidos periodistas!, ;-)
A continuación, las gentes de Zouan-Hounien agradecen nuestra presencia con bailes, cánticos, y el ritual de acogida con el que nos proporcionan los atuendos típicos del lugar. Tras una copiosa y exquisita comida - y pensábamos que íbamos a pasar hambre en África…- nos dirigimos, acompañados por la multitud, a visitar diferentes instalaciones del lugar.
El hospital: sin recursos materiales ni humanos. Es duro decirlo, pero tras nuestra anterior experiencia en el hospital de Man, no nos esperábamos algo distinto. Tienen un dentista pero no tienen los recursos necesarios para que pueda pasar consulta. Creo que eso lo resume todo.
La escuela: unas cuantas aulas salteadas en medio de la selva y unos pocos profesores, voluntarios incluidos, para miles de niños que, con edades muy dispares, comparten clase y aprendizaje.
Un centro infantil: destrozado. ¿Rebeldes? ¿Gobierno? ¿Fuerzas militares de Liberia? No queda demasiado claro quién ha hecho trizas la esperanza de esas miradas inocentes cuyo único delito ha sido nacer en un lugar difícil en un momento complicado.
Y para finalizar la visita, una gran responsabilidad: el político pide a CercÁfrica que lleve a cabo en su localidad un proyecto de las mismas características que el de Man. Si bastase la voluntad, habría “Proyectos Man” en toda Costa de Marfil, en toda África, en todos los rincones del mundo que necesitan ayuda. Ojalá consigamos el mayor número de recursos posible y la financiación necesaria para tender la mano a toda esa gente que ve en nosotros la salida a su sufrimiento y el sueño de un futuro cargado de esperanza.
Despedidos como auténticas estrellas de Hollywood y escoltados hasta entrar de nuevo en zona rebelde, los cánticos y el buen humor a pesar del cansancio consiguieron abreviar, y mucho, el viaje de vuelta al campamento. Unos minutos bajo un cielo plagado de estrellas para ordenar todos los sentimientos que se revuelven con ímpetu por dentro antes de reponer fuerzas y descansar para afrontar la aventura de mañana.
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