Despertamos en Abidjan y cargamos el minibus que nos llevará a Man de maletas y, sobre todo, de ilusión.
450 kilómetros y nueve horas de un viaje intenso en el que vamos dejando atrás diferentes paisajes y pueblos.La vida y costumbres de sus gentes van pasando a través del cristal ante nuestro asombro y el suyo.
En cada parada, grupos de niños de diferentes edades nos rodean para ofrecernos sus productos y sus sonrisas. Rozando las 6, atravesamos las ciudad de Man para dirigirnos al lugar en el que nos hospedaremos los próximos días.
Rodeados de naturaleza y sosiego, recibimos la calurosa bienvenida de las personas que nos esperan con los brazos abiertos. Nos distribuimos en las diferentes casas y, tras una exquisita cena, reflexionamos acerca de todo lo vivido hasta el momento y nos vamos a descansar. Mañana MAN nos ofrecerá mucho más.
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